Evidentemente se trata de una receta que es mas propicia en épocas invernales, ya que se deben tomar calientes, aunque como os digo siempre, sobre gustos y paladares queda mucho por descubrir y si la queréis tomar en frío, pues a vuestro gusto.
Estamos ante una receta vegana al cien por cien, en la que si le incluimos los garbanzos, tendríamos un plato completísimo, ya que a las vitaminas de las verduras, le estaríamos añadiendo las proteínas de la legumbre.
Si no tenéis problemas para tomar carne o vuestra dieta no es totalmente vegana, podemos optar por una versión super completa, ya que la podéis presentar con unos taquitos de jamón serrano, unos trozos de pollo hervido o a la plancha, o incluso restos de uno asado; también le van muy bien unos picatostes de pan frito y rociar con un chorrito de aceite de oliva virgen a la hora de servirla.
INGREDIENTES |
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250 gr de judías verdes (1) |
OPCIONAL: |
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1 patata grande |
1 bote de garbanzos cocidos |
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3 zanahorias |
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1 puerro |
(1) Podemos usar también: |
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1 nabo |
Calabaza, Calabacín, Brócoli, |
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1 rama de apio |
Coliflor, Setas, Champiñones |
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1 litro de agua o caldo vegetal |
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Debemos pelar, lavar y trocear todas las verduras en tamaños regulares, teniendo en cuenta que no todas tienen el mismo tiempo de cocción y por lo tanto las debemos añadir por separado y en este orden:
Una vez que el caldo esté en ebullición vamos añadiendo todas las verduras y debemos dejarlas hasta que estén bien tiernas, no importará que se pasen algo de cocción porque las vamos a triturar después.
Cuando ya estén bien cocidas las verduras le retiramos el
caldo para triturarlas, añadiéndole solo el necesario para obtener la textura que sea de nuestro
agrado.
La servimos acompañada de picatostes fritos (versión vegana), o con taquitos de jamón o pollo y huevo cocido.
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