Entre las recetas tradicionales de dulces navideños no pueden faltar unos exquisitos roscos en cualquiera de sus variedades, anís, vino, manteca, etc.; yo en este caso os ofrezco una versión muy sencilla, con ingredientes que seguro que tenemos en nuestra despensa y que tienen un toque especiado que seguro que gustará a todos.
Con la medida que yo os indico en los ingredientes, pueden salir unos dieciocho roscos, pero no hay problema en que los hagáis en mayor número, tan solo adaptando las cantidades proporcionalmente, dado que la masa no fermenta ni se endurece, así que si no los podéis hacer todos en una sola tanda de horneado, podéis conservar el resto de masa cubierta con papel film para que no se reseque la superficie.
Un pequeño truco para que los roscos queden perfectamente hechos, es el siguiente, en lugar de estirar la masa en forma de canutillo y hacer la forma circular con ella, podemos hacer bolitas, depositarlas en la bandeja de horneado y con un dedo ir haciendo un pequeño agujero en el centro que llevaremos hasta el fondo con un pequeño movimiento circular, veréis como quedan perfectos, de esta forma y una vez horneados existe menos posibilidad de que se rompan por la unión que se forma de la otra manera.
Cuando termina el horneado de los roscos, estos suelen estar aun un poco blandos, no penséis que no están hechos, simplemente es que tenemos que dejarlos enfriar para que la masa endurezca un poco mas, por lo tanto hay que dejarlos en la misma bandeja de horneado o pasarlos con cuidado a otra antes de proseguir con la receta; una vez fríos podemos cubrirlos con la cobertura elegida.
Y en cuanto a la forma de cubrirlos, yo he utilizado la mas tradicional, que es con azúcar glasé o en polvo, pero se pueden cubrir también con chocolate; para esta otra opción debemos derretir el chocolate y sumergir los roscos en él sujetándolos por la base, le damos la vuelta y dejamos que el chocolate se solidifique; podemos usar chocolate negro, con leche o blanco. Si queremos que la cobertura quede mas compacta y brillante, añadir una nuez de mantequilla al chocolate derretido y remover hasta su total disolución.
Estos roscos, en el caso de que os podáis resistir a su consumo compulsivo, aguantan muy bien durante unos pocos días y os dejo dos opciones; se pueden envolver en papel de seda como los que se elaboran y venden de forma industrial o en un recipiente hermético que forraremos con ese mismo tipo de papel.
INGREDIENTES
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230 gr de harina (1)
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Opcional:
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30 gr de ajonjolí (sésamo)
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1 copita de anís o vino moscatel
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150 ml de aceite de oliva
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25 gr de azúcar
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Ralladura de limón
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(1) de trigo, integral, espelta.
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Azúcar glasé para cubrirlos
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ELABORACIÓN:
Ponemos en una sartén o cazo el aceite y lo calentamos un
poco, sin que llegue a humear, lo retiramos del fuego y le añadimos la ralladura de limón y
el ajonjolí, dejamos enfriar.
Cuando esté frío lo volcamos en un cuenco grande y añadimos
la harina y el azúcar y vamos mezclando hasta que quede una masa homogénea, sin grumos y que no se
peque en las manos; en caso de que no quedara bien compacta podemos añadir un poco mas de
harina.
Formamos los roscos haciendo bolitas de unos 2/3 centímetros
de diámetro y las ponemos sobre una bandeja engrasada o con papel de horno, presionamos con
un dedo en el centro y vamos dándole forma a nuestros roscos.
Pre-calentamos el horno a 180 grados e introducimos la
bandeja en una posición media durante unos 20 minutos, cuando los saquemos hay que dejarlos
enfriar totalmente, porque en caliente resultan algo quebradizos.
Una vez fríos, espolvoreamos o cubrimos con azúcar glasé.
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